domingo, 25 de junio de 2017

A Escobar por dentro


De acuerdo a la cartografía a mano para el hombre común (como uno) el paso más al este sobre el Arroyo Escobar sería el Puente de la Arenera. Y pasar por él sería la única forma de ir por dentro desde Tigre hasta Escobar (cuando decimos por dentro nos referimos a no usar la autopista Panamericana).

Después de haber pasado por Rincón de Milberg, Villa La Ñata, Dique Luján y llegar a Maschwitz, nos encontramos al pie del puente, pero no pudimos pasar porque está en reparación. Eso no es lo peor. Peor aún es saber que el puente nunca recuperará su aspecto original (ver foto que acompaña la entrada).

Desilusionados, frente a las vallas de la obra, vimos ya algunos elementos (barandas o guardrails de hormigón) y supimos lo que más tarde nos confirmó el diario on line “El día de Escobar”, que “a diferencia del viejo y pintoresco puente, construido con perfiles metálicos, durmientes ferroviarios y techo de chapa, su reemplazo se realizará con vigas pretensadas de hormigón armado y contará con una calzada de rodamiento de concreto asfáltico, por lo cual podrá soportar un peso mayor”.

Al puente se le derrumbó el techo en 2015. Pero es evidente que la reforma nunca iba a volver al original, ya que del otro lado están naciendo muchos barrios privados y seguramente vendrá muy bien un puente más moderno (es justamente el empresario Constantini, constructor del cercano megaemprendimento Puertos del Lago, también llamado Nordelta 2, el que colabora con el intendente de Escobar en la realización del nuevo puente).

A nosotros el rodeo nos llevó inevitablemente hasta la orilla de la autopista y ahogamos nuestra desilusión con la compra de un pan casero en la simpática calle Mendoza de Ingeniero Maschwitz. Pero continuemos analizando el camino a Escobar. ¿Qué hubiera pasado si cruzábamos el Puente de la Arenera y queríamos seguir al norte hasta Escobar? Creo que la cartografía Google tiene un error aquí.


Si uno no quiere pegarse otra vez a la autopista (o piensa en ir hacia el puerto o la costanera más que al centro de Escobar), Google da varias opciones. Pero una que prefiere mucho Google es un camino interbarrios que nos lleva hacia el este y luego de unos dos mil metros un giro al norte por otra calle interbarrios (que termina más al norte con el nombre de Falucho). Este giro es imposible de hacer actualmente. Lo descubrimos haciendo el camino inverso. En vista satélite se puede ver claramente que ese camino al este son dos caminos distintos y separados.

Queda así abierta la investigación. ¿Cómo seguir al nor-noreste, esquivando el centro de Escobar y ganando camino hacia el puerto y la costanera? Una opción muy interesante sería por el camino que Google llama “Nordelta 2 Puerto”. Y si la miel casera que compramos camino a la costanera resultara buena, ya serían dos razones para volver a hacer el recorrido.

martes, 20 de junio de 2017

La autopista del sur

Teníamos que devolverle a mi prima una llave pero estábamos atascados en un embotellamiento en la Riccheri. Entonces le avisé y ella me dijo “espero que no pase lo de Autopista de Sur”. Primero pensé que era algo de las noticias. Pero ella me dijo que era un cuento de Cortázar. Me alegré porque por fin alguien no citaba, frente a la noticia del embotellamiento, la película “Día de Furia”.

Ya estaba oscuro. Aunque había buena luz artificial. Un auto se cruzaba en perfecta diagonal haciendo luces y avisando el copiloto con la ventanilla baja. Estaría pensando en salir en “aquella salida”, me dije yo. Pasó un tipo joven, caminando en forma rara, como cruzando, como buscando; iba de derecha a izquierda pero luego hizo un viraje y volvió hacia la derecha y “allá adelante” se puso a hablar con alguien de un auto. Más raro aún un segundo individuo, con un pequeño bloque o resto de demolición de hormigón armado en la mano, sostenido por uno de sus hierros. Pensé en un robo. O en un corte al modo de un piquete. Pero desapareció por izquierda y no se supo nada más. Después supe que esto no hubiera encajado nada mal en el cuento de Cortázar.

El cuento lo conseguí ayer en Munro, en la calle Vélez Sarsfield en una librería de usados. Es genial. Viene en “Todos los fuegos el fuego”. En mi humilde edición de Clarín hecha en hojas de calcar dice en la contratapa: “Si, como le propio Cortázar dijo alguna vez, su literatura partía de la necesidad de ver ‘qué hay del otro lado de las cosas’, este libro de relatos es un ejemplo cabal de ese propósito”. En principio esas palabras no me decían nada, pero ahora empiezo a ver lo acertado. Verán.

Alguna vez dijimos que la autopista “es un lugar de no-ser”. Y que “se fuga la vida por la autopista”. Algo así debe haber sentido Cortázar, o al menos eso me dice a mí, porque el cuento “La autopista del sur” me muestra justamente la otra posibilidad, el “qué hay del otro lado de las cosas”, una autopista transformándose en un lugar de encuentro, de vida. Y en vez de alivio, uno siente en carne propia la desesperación cuando se termina el embotellamiento y al ingeniero se le va la muchacha del Dauphine, y tristeza cuando se desarman los grupos y aparecen desconocidos que solo miran hacia adelante y van apurados sin saber por qué.

viernes, 9 de junio de 2017

Somos para

El frente de tu casa no es tuyo, el nuevo diseño de las ópticas de tu auto no es tuyo, tu peinado no es tuyo. ¿No te das cuenta que hay muchas más personas que lo ven muchas más veces al día que vos? ¿No te das cuenta que el portero de enfrente ve más la fachada de tu casa que lo que la ves vos; o que el señor que pasa todos los días en colectivo la ve dos veces, igual que vos? ¡Y cuántos hay como él! ¿No te das cuenta que ya no ves más tus ópticas y todos los días se las encendés en la cara a miles de personas desconocidas? ¿Y no ves que tu esposa es la que ve, huele, toca a diario tu peinado, continuamente, y no vos, aunque te peines todos los días frente al espejo?
Y todas esas cosas las tenés que cuidar vos, y figuran como de tu propiedad.
En definitiva, es como la propia vida, que está a tu cargo pero es pa’ Dios.