domingo, 20 de marzo de 2016

Cosas de libros que me hicieron ver que el mundo no era tal como yo pensaba

Siempre supe que el mate “como debe ser” era amargo. Hasta que vi que Don Segundo Sombra tomaba dulces. [1]

Siempre pensé que un padre a la antigua (más aún si era de la nobleza) no movía un dedo en la casa. Hasta que vi que el Príncipe Fabrizio Salina servía la comida en la mesa. [2]

Siempre pensé que comer algo para que el mate no caiga tan pesado era una debilidad, hasta que vi que su amigo Larsen había aconsejado eso a Emilio Gauna. [3]

(Ver referencias en los comentarios y… ¡Feliz Semana Santa!)

viernes, 11 de marzo de 2016

Tres canciones paganas de amor

Del mundo que renuncio al amor eterno, seleccionamos hoy tres canciones (porque sí).

La primera es quizás la mejor de las tres, en cuanto al mensaje. Porque si bien se resigna a ese amor que nace y muere sin saber por qué, dice también que seguiremos amando aunque nos haya ido mal. Con ese lenguaje tan peculiar de Regina Spektor, la canción “On the radio”:

No, this is how it works
You peer inside yourself
You take the things you like
And try to love the things you took
And then you take that love you made
And stick it into some
Someone else's heart
Pumping someone else's blood
And walking arm in arm
You hope it don't get harmed
But even if it does
You'll just do it all again
(Regina Spektor, On the radio)

La segunda es una de esas letras ingeniosas de Jorge Drexler. Se llama “Todo se transforma” y busca el consuelo a los amores que nacen y mueren en la recompensa que dan sucesivos amores. Es como conformarse de la muerte con la fe en la reencarnación.

(…) Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
(Jorge Drexler, Todo se transforma)

Rush nunca fue una banda que se dedicara a canciones de amor. Pero cuando lo hizo, fue con la distinción que los caracteriza dentro del rock. Como en el tema “Ghost of a chance”. Ellos se conforman con que el amor dure. Y aunque la probabilidad es poca, esa misma posibilidad se presenta como una buena noticia respecto a lo azaroso que, a su criterio, es la vida.

I don't believe in destiny
Or the guiding hand of fate
I don't believe in forever
Or love as a mystical state
I don't believe in the stars or the planets
Or angels watching from above
But I believe there's a ghost of a chance we can find someone to love
And make it last

martes, 8 de marzo de 2016

Por Balmes y Navascués, de vuelta al Adán

En un blog de encuadernación me encontré con las siguientes palabras de Jaime Balmes. En Wikiquote las ponen en citas separadas pero, en fin, van muy bien juntas. Dicen así:

Se ha de leer mucho, pero no muchos libros; ésta es una regla excelente”.
La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de lo que se digiere”.

Alentado por estas palabras y si Dios lo permite, cuando termine el David Copperfield me dedicaré entonces a una relectura. Y nada menos que del Adán Buenosayres. Pero hay que reconocer que hay un incentivo más. Es que se trata de la edición crítica de dicho libro, que hizo en 2015 Javier de Navascués, utilizando notas del autor y todo tipo de fuentes.

Ya me asomé y hay cosas muy interesantes. Desde la comparación del inicio del prólogo con el inicio del Amalia de José Mármol hasta las comparaciones del “humor angélico” con el “humor satánico” del que habla Charles Baudelaire.

Así que hacia allá iré; después les cuento.

domingo, 6 de marzo de 2016

¿Roll the bones?

"En la calle Monte Egmont arreciaba el escándalo de varones y hembras que, como Lucio Negri, solo entendían el sentido literal de las cosas y se daban enteros a la ilusión de una realidad tan cambiante como sus horas y tan efímera como sus gritos, moscardones ebrios ya con el néctar de aquél día. mugrientos de sudor y polen, zumbantes y golosos bajo un sol que también se pondría como ellos"
(Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal)

“¿Por qué pensar por qué o para qué?”, podés decir; “solo viví y listo”, podes decir.
Pero todo “esto” no tiene mucho sentido.
Apuesto a “otro” por si hay “otro”, porque lo que es “esto”… “esto” falla, se termina, no satisface.
¿Aprovecharlo mientras dure? Es como vivir engañado.
Al decir “aprovecharlo mientras dure” lo que querés, en el fondo, aunque no lo pienses, es hacerlo eterno.
Lo vivís como lo único y lo eterno.
Y no es verdad.
Al vivir el momento como si solo el momento fuera lo real, lo que querés es que el momento sea todo y sea siempre.
Yo prefiero no tomarle tanto el gusto a esto. En cierta forma sería un engaño.
Pero no solo por eso.
Si no porque además disfruto viviendo en esto y considerándolo provisorio. (Aunque no lo entienda del todo). Siento que es mucho más realista tomarlo así. Mucho más realista que lo que llaman ser realista.
Porque los que dicen ser realistas (“just the facts”), en el fondo endiosan la realidad. Y la realidad falla. Y un dios que falla decepciona.
Porque es invevitable el deseo de absoluto, de plenitud. Y decir que “solo vivo el momento”, “me atengo a los hechos”, es poner en eso la ansias, conscientes o inconscientes, de plenitud.

A pesar de todo esto, la canción “Roll the bones” es muy buena. Y puede ser muy útil si caemos en la tentación de preguntarnos “por qué a mí”, “por qué ahora” y no hacer nada.