viernes, 28 de octubre de 2011

Viajes musicales al Uruguay (II)

Mi debilidad es interpretar las letras por el lado “trascendental”. En el caso que nos convoca y que luego podrán ver, la tentación es muy fuerte y por dos razones. La canción dice: “Un día nos encontraremos en otro carnaval”. Y está, por supuesto, el título: “El tiempo está después”.

Ya nos enseñaban los profesores que la eternidad no es un tiempo infinito sino algo que está en otro nivel, más allá del tiempo. Eso sí, cuando canto “el tiempo está después” no me gusta restarle al tiempo la importancia que tiene. El tiempo, la historia, es el momento en donde se decide la eternidad.

Si asocio el tiempo con las ocupaciones, o más precisamente con los apuros o excesos que conllevan las ocupaciones (lo que no nos permite encontrarnos o ser como somos), entonces sí puedo cantar “el tiempo está después”.

Esta genial canción de Fernando Cabrera es tan local como universal. Las primeras estrofas son de Montevideo. Pero las últimas son de todo el mundo. Elijan versión musical con un clic (botón derecho, abrir en pestaña nueva):

- Fernando Cabrera: clic.
- Jorge Drexler (acústico): clic.
- Gustavo Ripa (sin letra): clic.
- Liliana Herrero: clic.

Y acompañen con la letra:

La calle Llupes raya al medio
encuentra Belvedere
El tren saluda desde abajo
con silbos de tristeza

Aquellas filas infinitas
saliendo de central
El empedrado está tapado
pero allí está

La primavera en aquel barrio
se llama soledad
se llama gritos de ternura
pidiendo para entrar

Y en el apuro está lloviendo
ya no se apretarán
mis lágrimas en tus bolsillos
cambiaste de sacón

Un día nos encontraremos
en otro carnaval
Tendremos suerte si aprendemos
que no hay ningún rincón

que no hay ningún atracadero
que pueda disolver
en su escondite lo que fuimos
el tiempo está después


(La vengo cantando hace varios días sin parar. Más que nada en privado, porque intento hacer la voz de Cabrera. Y me acompaña Gustavo Ripa en guitarra).

sábado, 22 de octubre de 2011

Viajes musicales al Uruguay (I)

Gracias a Gustavo Ripa saqué varios pasajes para cruzar el charco. Ahora estoy visitando a Eduardo Mateo y a Fernando Cabrera.

Mateo es una institución. De un golpe me fui a mi infancia. Porque resulta que Mateo es el autor de “Y hoy te vi”, un tema triste pero muy lindo que mi papá tenía en un cassette de Sandra Mihanovich (¡!). Y es autor de muchos otros temas famosos por allí...

A propósito de “Y hoy te vi”. El estribillo dice así:

Y hoy te vi.
Mirando rosas, hoy te vi.
Tú nunca dices qué hay en ti.
Y hoy te vi.


Sencillo pero genial (escuchen la versión de Mihanovich si se animan).

(¡Qué cosa con esa frase tan simple como “te vi”! Se han hecho lindas canciones con ella. Desde aquella zamba de los Hermanos Ábalos que se llama "Agitando Pañuelos": Te vi, no olvidaré, / un carnaval, guitarra, bombo y violin. / Agitando pañuelos te vi, / cadencia al bailar, airoso perfil. Hasta eso de Fito Paez (y que me critiquen): Te vi, / juntabas margaritas del mantel.)

Pero volvamos al Uruguay. Cabrera es un lujo. La canción “Por ejemplo”, que ya era magnífica tocada por Ripa, cobra una nueva dimensión con su letra y con voces. Precisamente las voces de ambos (Mateo y Cabrera) no son extraordinarias, pero el sentimiento que le ponen, junto con versos sencillos y geniales, hacen un resultado inmejorable.

Les dejo “Por ejemplo”, interpretada por ambos en el disco en vivo “Mateo & Cabrera”. Que la disfruten.



Por ejemplo

Aquellas tardes con la radio en la rambla
aquellos días con Marindia en el sol
Tengo un puñado de recuerdos de arena
entre los dedos con la arena vas vos

Las tardecitas con violetas y rosas
los limoneros merodeando el galpón
Estoy regando el tiempo con tu recuerdo
entre los dedos con el agua vas vos

En un espejo con caras viejas
había un sitio para tus quejas
En un cuaderno de tapas negras
había un aire de cosas muertas

En un espejo con manchas viejas
había un sitio para tus quejas
En un cuaderno de tapas negras
había un aire de cosas muertas

jueves, 13 de octubre de 2011

Tabaré Vázquez

Habrá estado mal con sus declaraciones, pero a mi Tabaré, más allá de sus ideas políticas, me pareció un “grosso” desde que veto la ley del aborto (¿recuerdan?). Además, para que no hablen, renunció.
Así que ojalá un día me lo cruce. Le voy a pedir un autógrafo.
Y si no se da, ya saben: en la otra vida. (Si Dios quiere).

martes, 4 de octubre de 2011

Estoy probando “qué tal” Los Miserables…

(…) Los Miserables. Sí, de Victor Hugo. Una novedad, ¿vió? Aunque no lo crea, me enganché bastante. Así que les dejo algunos de mis “highlights” de la primera parte, libro primero:

(...) Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen.

(...) Hacia la época de la coronación de Napoleón, un asunto de su parroquia lo llevó a París; y entre otras personas poderosas cuyo amparo fue a solicitar en favor de sus feligreses, visitó al cardenal Fesch. Un día en que el Emperador fue también a visitarlo, el digno cura que esperaba en la antesala se halló al paso de Su Majestad Imperial. Napoleón, notando la curiosidad con que aquel anciano lo miraba, se volvió, y dijo bruscamente:
- ¿Quién es ese buen hombre que me mira?
- Majestad -dijo el señor Myriel-, vos miráis a un buen hombre y yo miro a un gran hombre. Cada uno de nosotros puede beneficiarse de lo que mira.
Esa misma noche el Emperador pidió al cardenal el nombre de aquel cura y algún tiempo después el señor Myriel quedó sorprendido al saber que había sido nombrado obispo de D.

(...) La señorita Baptistina era alta, pálida, delgada, de modales muy suaves. Nunca había sido bonita, pero al envejecer adquirió lo que se podría llamar la belleza de la bondad. Irradiaba una transparencia a través de la cual se veía, no a la mujer, sino al ángel.

(...) Frecuentemente escribía algunas líneas en los márgenes del libro que estaba leyendo. Como éstas: "Oh, Vos, ¿quién sois? El Eclesiástico os llama Todopoderoso; los Macabeos os nombran Creador; la Epístola a los Efesios os llama Libertad; Baruch os nombra Inmensidad; los Salmos os llaman Sabiduría y Verdad; Juan os llama Luz; los reyes os nombran Señor; el Éxodo os apellida Providencia; el Levítico, Santidad; Esdras, Justicia; la creación os llama Dios; el hombre os llama Padre; pero Salomón os llama Misericordia, y éste es el más bello de vuestros nombres".

(...) Como se ve, tenía un modo extraño y peculiar de juzgar las cosas. Sospecho que lo había tomado del Evangelio. [Irónico, al describir las virtudes del Obispo]

(...)
- Monseñor, vos que sacáis partido de todo, tenéis ahí un pedazo de tierra inútil. Más valdría que eso produjera frutos que flores.
- Señora Magloire -respondió el obispo-, os engañáis: lo bello vale tanto como lo útil.
Y añadió después de una pausa:
- Tal vez más.

(En el día de San Francisco)